Las instrucciones están presentes diariamente en nuestra vida cotidiana, tanto en la escuela como fuera de ella. El desarrollo científico y tecnológico de los últimos tiempos exige cada vez más la intervención del discurso instruccional en tareas que antes se desarrollaban en contacto con otras personas. Pensemos en ejemplos cotidianos el servicio de reparaciones telefónico o el servicio de informaciones, la búsqueda de información de nuestras cuentas bancarias a través de Internet, el cajero automático, entre muchos otros casos.
Las características principales de los textos instructivos son:
Otros textos cercanos a las instrucciones son: los reglamentos y las normas de funcionamiento, que indican también como actuar en un determinado lugar o circunstancia. La diferencia con las instrucciones es que el objetivo es prescriptivo y no es aprender o hacer algo.
Podemos solicitarles a los chicos que:
Piensen en un postre o torta que haga habitualmente. Tenga en cuenta los ingredientes que lleva la receta, anótelos. Describan los pasos a seguir y los numeren. Revisen si la información está completa. ¿Omitieron alguna dato relevante? ¿están los pasos ordenados correctamente?
Jugarán a las cartas con un amigo que desconoce el juego. Para ello, deberán explicarlo con la mayor claridad posible. Pedirles que anoten todos los detalles, dándole un formato claro y adecuado como para que cualquier persona pueda leer las indicaciones y comprenderlo. Compartan la experiencia con un amigo. ¿Entiende el juego? ¿Qué datos omitió? Vuelvan a redactar el instructivo.
3- Imaginen que tienen que explicar a una persona las normas de funcionamiento de un cajero automático. Recuerde la secuencia de pasos, tome nota de ellos. Relean los mismos y realicen las correcciones necesarias.